Con la película Comer, beber, amar volvemos a meternos en la cocina. Esta vez viajamos hacia Oriente para adentrarnos en los placeres de la gastronomía china.
Agridulce comedia sobre la vida de Chu, un viejo chef de Taipei, viudo y al borde la jubilación y con tres hijas (Jen, Chien y Ning) muy distintas pero con algo en común: la rebeldía. Chu no suele expresar sus sentimientos y sólo ve como sus hijas van creciendo y alejándose de él. Pero algo que no falta en su casa es la hora de la cena de los domingos en la que reúne a toda la familia para disfruten de los manjares que él prepara.
La hija menor, Ning es una alegre joven que trabaja en un restaurante de comida rápida. Chien es una ejecutiva de éxito en una compañía aérea, empresa donde está muy bien valorada. Su mayor sueño es independizarse de su familia. Y la hija mayor, Jen es profesora. Tras sufrir un desengaño amoroso hace años, se cierra al amor y se aferra a la religión, convirtiéndose al cristianismo.
Un buen día, sus vidas empiezan a complicarse: una gruñona viuda se muda al apartamento de al lado, alguien se queda embarazada, alguien cae en una profunda depresión, alguien muere y alguien encuentra el amor verdadero. Y continuamente se nos muestran los choques entre lo tradicional y la modernidad que amenaza los valores y costumbres ancestrales.
El reputado director Ang Lee volvió a Taiwán para contar otra historia de sentimientos y emociones. Tuvo un gran éxito tanto por parte del público como por parte de la crítica a nivel nacional e internacional. Además, recibió varios premios y nominaciones. Todo ello, sumado al éxito que cosecharon también sus anteriores películas, contribuyó a que se le abrieran las puertas de la industria americana.
Comer, beber, amar – Inicio de la Película
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