Hoy te traigo una nueva película relacionada con el mundo de la gastronomía y aunque el título es de lo más apetecible ya te adelanto que al menos para mí solo con escuchar su banda sonora, compuesta por Dominique Charpentier, ya me apetecía ver la película porque desde luego es única y muy personal, si no me crees al final del post te dejo el enlace. Pero si todavía no saber cuál es el título de la película de la que te estoy hablando te cuento que se trata de El repostero de Berlín o The cakemaker, primer largometraje de Ofir Raul Graizer, un joven cineasta que cuando no está dirigiendo, se encuentra dando clases de cocina en su natal Israel.
La película que es coproducción entre Alemania e Israel nos cuenta una historia de amor de características curiosas que no deja indiferente a nadie. Todo comienza cuando Oren (Zohar Shtrauss), un ingeniero constructor que vive en Israel con su esposa e hijo, llega a Berlín directamente a la confitería o pastelería de Thomas (Tim Kalkhof) y ambos se enamoran casi a primera vista.
Pero esta historia de amor es a la distancia porque Oren siempre va y viene y deja claro a Thomas que su esposa, Anat (Sarah Adler) nunca sabrá de su existencia. Pero Thomas empieza a sentirse inquieto cuando ve que ya no vuelve Oren y empieza a averiguar hasta descubrí que éste había falleció en un accidente de coche en Jerusalem, y sin pensarlo dos veces parte a Israel para conocer a la familia de su amante.
Su primer descubrimiento fue que Anat tiene un bar kosher (bar judío) y como si de un extraño se tratara Thomas consigue trabajo para limpiar y fregar cacharros sin revelar su talento en la cocina pero así comienza a formar parte de su día a día.
Eso sí, su cuñado Motti la vigila continuamente para que no le quiten el “permiso”, porque la comida que prepara un goy (sujetos ajenos al pueblo judío) no es de conformidad con la ley judaica y un café en Jerusalem pierde clientes sin el certificado kosher.
El hilo de El repostero de Berlín mantiene la tensión de cómo y cuándo se enterará Anat de que él ha sido el amante de su marido para ello la película nos narra el proceso de construcción de las relaciones y Thomas actúa ante las circunstancias que se le presentan, y que él mismo va permitiéndose llevar adelante como ocurre también con Anat.
Además, otro punto a resaltar de la película es que no abusa del éxtasis alimenticio y las escenas de comida como las escenas amorosas son ligadas magistralmente consiguiendo que nunca se rompa la armonía.
Lo importante en El repostero de Berlín es cómo se van construyendo las relaciones. Los personajes ya están formateados. Y hay que ver cómo Thomas actúa ante las circunstancias que se le presentan, y que él mismo va permitiéndose llevar adelante.
El repostero de Berlín – Trailer (Subtítulado)
El repostero de Berlín – Banda Sonora
Así que espero que te animes a ver esta deliciosa película llena de todo tipo de emociones como el dolor, la nostalgia o el placer que se desenvuelven a través de los pasteles horneados para hacer una tarta, unas galletas o un pan. En el fondo, el drama supone también una diplomática reconciliación entre los dos países, Alemania e Israel.
El corazón, a fuego lento, gana la partida con unos intérpretes en su punto.
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