Las Torrijas están presentes en casi toda España y como suele ocurrir con muchos dulces no se conoce a ciencia cierta el origen, unos dicen que el origen es andalusí, otros mudéjar y en la que parece que coinciden más es la que proviene de los romanos debido a que la podemos encontrar en muchos lugares en los que estuvieron asentados el antiguo Imperio.
También podemos encontrar las Torrijas documentadas por primera vez en un libro del siglo XV del poeta español Juan del Encina que falleció en León en 1529 y en el que aparece “Miel y muchos huevos para hacer torrejas“, al parecer estaban indicadas como plato para la recuperación de parturientas. Y la primera receta que encontramos de las torrijas es en el libro de Domingo Hernández de Maceras “El libro del Arte de Cozina” de 1604.
Las Torrijas son típicas en Cuaresma y Semana Santa, probablemente para aprovechar el pan que sobraba y contrarrestar la época de ayuno con un poste muy sencillo de elaborar. Los ingredientes básicos de este dulce son la leche, el pan, los huevos y el azúcar, a los que después se le pueden añadir varios aderezos a gusto del consumidor como la miel y la canela.
Al tratarse de un dulce casero podemos encontrarlo de diferentes formas según el pan que se utilice en la elaboración y del grosor que cada uno le quiera dar. El olor que desprenden es muy agradable debido a la combinación de sus ingredientes. Son de color oscuro debido a que se fríen y porque en muchas elaboraciones se pasan por un almíbar de miel y canela. Si todavía no las habéis probado os digo que cuando lo hagáis deben quedar con una consistencia suave, tierna y cremosa aunque los bordes, debido a la corteza del pan, pueden quedar un poco duro. Se suelen consumir como postre o como aperitivo entre horas.
Si no te crees que hay muchas variaciones te paso a listar algunas que me he encontrado por la red.
- Según el pan: pan normal, pan especial para torrijas, bollitos de pan de leche, bizcocho, soletillas, sobaos, etc.
- Según el líquido con el que se empapan: vino tinto, vino blanco, vino dulce, leche, leche y nata, leche sin lactosa, leche de avena, leche de coco, de café con leche, de chocolate, etc.
- Según la técnica de preparación: fritas, al horno o caramelizadas.
- Según su presentación: rebozadas en canela y azúcar, bañadas en almíbar de azúcar y miel, en vino dulce, en chocolate, en almíbar de naranja, etc.
Y aunque alguno crea que engordan mucho decirles que las Torrijas tienen un contenido calórico no muy elevado y que se suelen conservar alrededor de 2 o 3 días en un lugar fresco, ya que pasado este tiempo, se ven alteradas sus propiedades organolépticas (sabor, textura, olor, color) y debido a su alto contenido en humedad hace que este producto tenga alto riesgo de proliferación de mohos.
En conclusión deciros que existen muchas variedades de Torrijas dependiendo del lugar, por eso, os iré poniendo poco a poco distintas versiones para que elijáis vuestra favorita, como las que están bañadas en leche aromatizada como es el caso de Castilla y León, en vino al estilo andaluz, en almíbar, incluso como lo realizan los donostiarras, con crema pastelera. ¡Ah! Y también tienen su versión vegetariana en la que sustituyen la leche de vaca por leche de soja y los huevos por harinas de garbanzo, soja u otras leguminosas.
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Como loca estoy por tomarme las primeras del año, hechas por mi madre, a la que visitaré en semana santa… (Mamáaaaaaaaaaaaa haz torrijas andaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa)
Ayyy, mis padres ya me han traído el pan especial para torrijas desde Sevilla y yo ya tengo mi miel preparada jijijiji. En breve las haré yo también 🙂 Es muy interesante saber la historia de las torrijas, en realidad creo que somos muchos quienes las hacemos y pocos quienes sabemos su historia. Besitos.
Pues viendo las manos que tienes seguro que te quedarán deliciosas. Yo en esta ocasión para quitarle alguna caloría no las he pasado por el almíbar de miel 🙂