Los católicos de todo el mundo conmemoran el Jueves Santo, el día en que, de acuerdo con el Evangelio, celebró La última Cena Jesús, cuyo tema iconográfico es también conocida como la Santa Cena, que por si alguno no lo sabe es el nombre de la Hermandad de Semana Santa de Ciudad Real o de los Estudiantes, a la que pertenezco.

La última Cena de Luis Tristán. Detalle de la mesa. Museo del Prado (Almacén)
Este tema fue muy recurrente en el arte religioso europeo a través de la historia y existen muchas versiones, aunque en todas ellas, Cristo come por última vez junto a sus discípulos, justo antes de ser detenido. Pero como viene siendo costumbre en esta sección de cuadros relacionados con el mundo de la gastronomía, me voy a basar en los alimentos que aparecen sobre la mesa que según los Evangelios tres son los básicos: el pan, el vino y el cordero.
- En la Pascua judía, los hebreos recuerdan su salida de Egipto con pan ácimo, porque en la huida los israelitas no tuvieron tiempo de hacerlo con levadura.
- Junto con el pan, en aquella mesa hubo vino, que pasó a ser su propia sangre, derramada para perdón de los pecados.
- Y el cordero pascual se comía recién sacrificado de acuerdo con los ritos judíos, no olvidemos que en Palestina estaba muy extendido el consumo de cordero. Este animal se ha convertido en uno de los símbolos más importantes del cristianismo. Después de la Santa Cena, Jesucristo se convierte en el ¨Cordero de Dios¨, que será inmolado para la salvación de la humanidad. Aunque, en 2007, el Papa Benedicto XV dijo que, con seguridad, no hubo cordero en la última cena.
Aunque dos arqueólogos italianos opinan que la cena pudo ser un poco más abundante y variada. Esto lo dicen basándose en la Biblia y en el estudio que realizaron de las pinturas de las catacumbas, concluyendo que también podrían haber comido un cocido de verduras llamado “cholent”, pescado, aceitunas con hisopo, hierbas amargas con pistachos y pasta de nuez. Incluso por la época también podría haber incluido higos secos, así como alimentos básicos como el aceite de oliva y la miel.
Otro de los testimonios sobre los alimentos presentes en la última Cena es el de Catalina de Emmerich, monja agustina que a comienzos del siglo XIX experimentó una serie de visiones sobre la Pasión y Muerte de Jesús. Fue beatificada en 2004 por Juan Pablo II. «En medio de la mesa estaba la fuente con el cordero pascual. […] El borde de la fuente tenía ajos todo alrededor. A su lado había un plato con el asado de Pascua y al lado un plato de hierbas verdes, apretadas, puestas de pie como si estuvieran plantadas, y otro con manojitos de hierbas amargas que parecían hierbas aromáticas; luego, delante de Jesús, había una fuente con hierba verde amarillenta, y otra con una salsa parduzca. Los comensales usaban como platos unos panecillos redondos, y utilizaban cuchillos de hueso», también afirmó haber visto a Jesús mojando en la salsa un trozo de pan envuelto en lechuga.
Así que para no hacer muy extenso este post con las innumerables obras que existen de este tema, voy a mencionarte tres que me parecen las más representativas.
La Última Cena de Leonardo Da Vinci
Para mi la obra de Leonardo Da Vinci es la más famosas de las representaciones. Se trata de un mural que Leonardo pintó en el refectorio del ex convento de Santa Maria delle Grazie en Milán. Pero Leonardo no colocó sobre la mesa cordero, si no que puso pan, vino y sal, un importante conservante de la época. el cual parece que lo agregó por la creencia popular que cuenta que Judas Iscariote derramó sal sobre la mesa.

La última Cena (1495-1498). Mural del refectorio del ex convento de Santa Maria delle Grazie en Milán.
Pero el plato que realmente llama la atención es el de anguilas a la parrilla servidas con naranja, ya que en la época de Jesús no se consumía. Este dato lo conocemos gracias al hallazgo del historiador John Varriano en la revista estadounidense Gastronómica en el año 2008, en el cual se decía que Leonardo Da Vinci quiso dejar plasmado uno de sus platos favoritos ya que aparece en listados de compra entre las notas personales del genio italiano.
Eso sí, los expertos pudieron analizar qué comida se sirvió en la mesa gracias a la restauración que terminó en 1999 tras 22 años de trabajo, porque el rápido deterioro de la pintura después de su finalización en 1498 hizo prácticamente imposible una inspección exhaustiva.
La Última Cena de Luis Tristán
El cuadro de La última Cena del pintor barroco Luis Tristán (discípulo de El Greco) nos muestra el momento en el que Cristo bendice el pan e instituye el sacramento de la Eucaristía. La precisión de las viandas que aparecen sobre la mesa nos hablan de una estética, que incorpora el bodegón como uno de los géneros más novedosos de la pintura española en el siglo XVII.

La última Cena de Luis Tristán (Hacia 1620). Museo del Prado (Almacén).
El mantel de lino ha sido recién desplegado para la ocasión, como puede observarse en los dobleces geométricos que aún arrugan la tela. Los escasos manjares de la cena se distribuyen a lo largo de la mesa, separados más o menos por la misma distancia, lo que da la impresión de que hayan sido cuidadosamente colocados uno a uno.
El único pedazo de carne es una media liebre, que está ante Cristo. El resto son piezas de fruta divididas, manzanas, naranjas, un cardo, panes, rodajas de melón…
Un cuchillo y una servilleta sobresalen del borde frontal de la mesa, en un “truco ilusionista” muy frecuente en el Barroco, que pretende aumentar el realismo de la imagen fingiendo que los objetos están a punto de caer desde el cuadro a nuestros pies.
Ante la mesa, dos detalles anecdóticos hablan de la escuela española, muy proclive a incluirlos: un perrillo que hace una gracia esperando ser recompensado, y una jarra dorada espera a ser utilizada.
Como otro dato curioso es que el pintor Luis Tristán tiene otra pintura de la última Cena en la parroquia de la localidad toledana de Cuerva y en lugar de servir cordero se sirve conejo, lo que es propio de la zona a la que iba destinado el cuadro.

La última Cena de Luis Tristán en la parroquia de Cuerva. Detalle de la mesa donde se sirve conejo.
La Última Cena de Marcos Zapata
Este cuadro de Marcos Zapata lo descubrí cuando visité el año pasado la Catedral de Cuzco y pude admirar las pinturas de la escuela cuzqueña o pintura colonial cuzqueña del siglo XVIII que se caracteriza por mezclar la tradición artística occidental con la indígena para acercar la religión católica. Por ejemplo, ellos creen en varios dioses y es por esto que en muchos casos la Santísima Trinidad Padre, Hijo y Espíritu Santo se representa con la imagen de tres personas iguales.

La última Cena (1748-1764) Marcos Zapata, Escuela Cuzqueña, Catedral del Cuzco, Perú
Aquí Marcos Zapata pinta la escena con detalles del mundo indígena. Cristo está sentado con sus discípulos alrededor de la mesa y sobre esta hay una fuente con un cuy (conejillo de indias) horneado que reemplaza al tradicional cordero pascual. A parte del cuy aparecen maíz, ají y algunas frutas. Pero como se trata de fusionar las dos culturas, también hay pan y vino.
Además, en este cuadro se puede observar que Judas es el único que está mirando al frente al igual que en el cuadro de Luis Tristán pero además está pintado con piel mestiza.
Conclusión
Con este pequeño análisis de estas tres obras podemos llegar a la conclusión como quiera que en los Evangelios Canónicos Jesús incumple repetidamente las normas oficiales de ayuno e insiste a sus discípulos sobre que no existen alimentos prohibidos, lo que en principio pudiera parecer un desafuero para el estricto código alimentario de los judíos y por otra parte la representación de este tipo de alimentos supone un acercamiento cultural de cada uno de los artistas al pueblo y al momento histórico vivido en la época en la que se produjo la obra.
¡Ah! Y por si te animas te dejo alguna receta de pan o postres cuyo ingrediente estrella es el vino.
- Receta | Torrijas de vino dulce
- Receta | Recetas de panes
- Receta | Peras al vino tinto
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